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2025

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BARDISSA, EL PROYECTO GANADOR PARA EL SOLAR DE JESUITAS

Un espacio verde inspirado en la huerta que creará una nueva isla verde a en la ciudad junto con el Jardín de las Hespèrides, la Gran Vía, el Jardín del Turia y, por supuesto, el Jardín Botánico, que desarrollará el proyecto científico y la programación de la actividad didáctica y divulgativa.

El pasado 13 de enero se hacía realidad la propuesta y el sueño de una lucha vecinal histórica en nuestra ciudad, hacer del solar de Jesuitas un jardín para València, porque se presentaba finalmente el proyecto que materializará este deseo tan esperado. El alcalde Joan Ribó y el vicealcalde y concejal de Ecología Urbana Sergi Campillo, dieron a conocer la idea ganadora del concurso para diseñar el que será el futuro Jardín Trini Simó, en homenaje a la filósofa, historiadora y activista valenciana, un detalle que pretende representar también toda la protesta social que este espacio lleva asociada encabezada por Salvem el Botànic.

El proyecto galardonado ha sido Bardissa, del despacho del arquitecto Carmel Gradolí, con una idea que lleva como base la inspiración en nuestra huerta, pero que cuenta con toda una serie de elementos que lo han convertido en el favorito. Bardissa, que tendrá una ejecución de alrededor de los dos millones de euros, fue escogido por un jurado formado entre otros por el director del Jardín Botánico Jaime Güemes, el urbanista Carles Dolç, y Maribel Llorent, de la antigua plataforma Salvem el Botànic. Además, también han habido dos accésits, a los proyectos Huit séquies, del equipo de la arquitecta Lola Doménech, y Miradhort, de los arquitectos Juan Miguel del Rey y Carlos Campos.

Este nuevo Jardín hortofrutícola, persigue crear una nueva isla verde formada conjuntamente con el Jardín de las Hespérides, el Jardí Botànic, la Gran Vía Fernando el Católico, el Jardín del Turia y la calle Beato Gaspar Bono. Según Carmel Gradolí el espacio será “una parte importante para la reconexión de esta isla, un conjunto de piezas patrimoniales e importantes a nivel de biodiversidad, y más allá de sus límites, trata de articularla toda”. ¿Y que supondrá para el Botánico? Cómo explica Jaime Güemes, “refuerza su oferta científica, cultural, lúdica, formativa y turística. Con este nuevo espacio verde pero también didáctico, y la apertura de la calle Beato Gaspar Bono a la Gran Vía, se traza un eje marcado por la presencia del Botànic. Y a pesar de que todavía quedan cosas por hacer, como restaurar la alquería y los edificios anexos, para hacer realidad esa isla dedicada a las ciencias naturales, la propuesta ganadora es un buen comienzo en esta dirección”.

Bardissa incorporará huertos, caminos y acequias, básicos los tres en el paisaje agrícola, y como no, los setos (bardisses), además combinará la exhibición de plantas con zonas dedicadas a la huerta de una finalidad más didáctica y lugares de paseo y recreo. Respecto al Jardín de las Hespérides, lo amplía y lo integra, así su colección de cítricos tiene continuidad en un conjunto más amplio inspirado en la producción de la huerta. Como puntos fuertes de la propuesta, el director del Botánico tiene claro qué dos destacar: “cómo facilita el uso ciudadano y como es respetuoso con la biodiversidad y el clima. Para facilitar el acceso y el disfrute de las personas crea, por ejemplo, espacios anchos en las entradas, ubica lugares de descanso a la sombra o aísla el jardín de Fernando el Católico con un cierre. Los caminos son de pendiente suave, sin escalones, permitiendo la movilidad. Respecto a la fauna silvestre y la adaptación al cambio climático, se ve en soluciones como la conservación de los grandes plátanos de sombra, el uso de pavimento permeable, la creación de láminas de agua, la presencia de plantas melíferas, muros con cavidades para reptiles y aves, y un largo etcétera. Estos detalles harán del jardín un espacio-refugio para fauna silvestre, muchas veces desplazada por otras formas de diseñar y construir jardines urbanos”.

Además, este será un espacio donde se mantendrá el equilibrio agroecológico del sistema y se coordinarán todos los ciclos existentes, como el edáfico del suelo, el sistema rotativo de cultivo, las floraciones, la estacionalidad del arbolado y el de toda la fauna auxiliar. En él se combina el hábitat de agua, con balsas y acequias, el de cultivos, con hortalizas y frutales (que conectan con las Hespérides), con otros árboles útiles y elementos secundarios como muros, vallas, setos y plantaciones ornamentales y aromáticas. Con la particularidad de que el muro que lo aislará de la Gran Vía será refugio de fauna y estará diseñado expresamente para cumplir esta función, también habrá doble techo en las edificaciones para las aves, voladuras en las cubiertas y cajas nido en los árboles.

Y respecto a la decisión final de premiar el proyecto Bardissa, el jurado ha valorado “la capacidad de integración de muchas de las ideas surgidas a lo largo de los últimos años sobre este espacio. Desde las propuestas de Salvem el Botànic, de integración en el Botànic como ampliación física del espacio universitario, hasta la identificación como espacio científico-cultural con una representación de la flora silvestre valenciana, que hizo la Universitat de València, o la propuesta de las organizaciones sociales y educativas del barrio para convertirlo en un lugar dedicado a huertos urbanos. Todas estas ideas han quedado armonizadas en el proyecto”, explica Jaime Güemes.

Parece que comienza un nuevo capítulo en esta larga serie de acontecimientos alrededor del solar de Jesuitas, que muy pronto empezaremos a conocer e identificar con su nueva denominación, el Jardín Trini Simó. Las personas harán suyo este proyecto y el paisaje que generará, que recuerda a los huertos cerrados que fueron los protagonistas de esta zona de València hasta la expansión de la ciudad en el siglo XIX. Es un desenlace del que el Jardín Botánico se siente orgulloso, “la colaboración entre el Ayuntamiento y la Universidad, con una gran disposición en el acuerdo y a la contribución de las dos instituciones desde sus capacidades y competencias, ha resuelto una situación bloqueada desde hace muchos años. El Jardín Trini Simó será un espacio verde con un planteamiento científico y docente, como el mismo Botànic”, argumenta el director, “un lugar de formación y divulgación de las ideas que poco a poco van llegando a la sociedad como son la agricultura ecológica, el comercio de proximidad, la importancia de la biodiversidad y la singularidad de la huerta valenciana. Todo dentro del desarrollo de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Y el Jardín Botánico de la Universitat de València estará presente como responsable del desarrollo del proyecto científico y de la programación de la oferta didáctica y divulgativa”.