EL BOTÁNICO AHORA

ES VERANO EN EL JARDÍN

LUZ, COLOR Y FRESCOR

ADAPTACIONES DE LAS PLANTAS | ACUÁTICAS

VIVIR EN EL AGUA

Las plantas acuáticas tienen su lugar en los estanques y las balsas del Jardín. Estas plantas viven en ambientes continentales con presencia de agua (ríos, albuferas, charcas, acequias ...). Pueden estar arraigadas en el fondo o flotar, y vivir sobre el agua o sumergidas.Hay dos tipos fundamentales: los hidrófitos, con los órganos vegetativos sumergidos o flotantes, como los nenúfares (Nymphaea), lotos (Nelumbo) o lentejas de agua (Lemna); y los helófitos, que viven parcialmente fuera del agua aunque mantienen las raíces sumergidas o en suelos encharcados, como las eneas (Typha), cañas (Phragmites) o juncos (Juncus). Las plantas acuáticas pueden tener grandes espacios de aire en las hojas y los tallos para facilitar la oxigenación de las raíces. Las plantas sumergidas tienen la epidermis muy delgada y, al flotar en el agua, los tejidos mecánicos poco desarrollados. También se dan casos de heterofilia, cuando la planta tiene dos tipos distintos de hojas, unas sumergidas y otras sobre la superficie del agua. Son organismos muy sensibles a la contaminación del agua y, en consecuencia, buenos bioindicadores. Hay plantas acuáticas llamativas y de gran interés ornamental, pero algunas, como los jacintos de agua (Eichhornia crassipes), son invasoras agresivas.

En el estanque de la Muntanyeta se pueden ver juncos, lirios amarillos o eneas y, en el centro, el ciprés calvo de los pantanos, pero la colección más interesante de estas plantas se encuentra en la balsa del invernadero, al lado del muro este del Jardín. En el macetón central hay flor de loto y en los laterales eneras, talias, papiros y pontederias. También se encuentran nenúfares, alocasias y colocasias, además del conocido trébol de cuatro hojas (Marsilea quadrifolia). Un helecho acuático que era bastante habitual en los arrozales y las acequias de la Comunidad Valenciana y que ahora prácticamente se considera extinto en nuestro territorio desde los años 80. Los ejemplares del Botànic provienen de la población natural más cercana, en el Delta del Ebro, y forman parte de un programa de conservación de flora autóctona y de recuperación de la especie. 

El verano es la estación del año en la que esta colección brilla con más esplendor, ya que la balsa está más llena y además engalanada con flores de loto y nenúfares. Todo un espectáculo visual.